Chicharras


En estas fechas veraniegas, es muy típico escuchar el canto estridente y chirriante de las chicharras o cigarras en cualquiera de nuestras excursiones al monte, como advirtiéndonos del calor que vamos a pasar.

Se consideran chicharras a varias especies de hemípteros (homopteros) de la familia Cicadidae, todas muy parecidas físicamente y con hábitos similares.

Estos insectos tienen una vida muy ajetreada pese a lo que se pueda pensar, todos conocemos la fábula de la cigarra y la hormiga, que al final se moría de frío por pasar todo el verano holgazaneando, pues bien, las fábulas no dicen toda la verdad.

Para empezar, las chicharras tienen que desarrollarse bajo tierra con todas las incomodidades que eso supone, ha de alimentarse picando la sabia de las raíces de diferentes árboles, no es un plato muy suculento que digamos. Luego debe mudar varias veces de piel, siendo la última metamorfosis la más complicada, han de hacerla trepando al tronco de un árbol o a las ramas de un arbusto, quedarse anclados y emerger como adulto de su antiguo exoesqueleto. Ésta etapa es muy crítica, ya que permanecen durante algunos minutos completamente a merced de sus potenciales depredadores, que no son pocos, pájaros, reptiles, otros insectos y arácnidos, pueden ver solucionada su merienda del día.

Por último, estos insectos han de encontrar una pareja, es por ello que emiten ese sonido tan característico. Y no se, paraos a pensar, ¿alguna vez os habéis entretenido a buscarlas? a veces, aun oyéndolas cantar, y teniéndolas localizadas por el sonido, son difíciles de ver, se camuflan a la perfección con las cortezas de los árboles, imaginad lo difícil que deben tenerlo para ligar.

Espero que después de leer estas líneas, podamos todos escuchar y comprender mejor el canto de las chicharras como parte de la banda sonora del bosque mediterráneo, y no como un ruido molesto.

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